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Datos sobre los empastes

Los empastes de plata, que son el tipo de empaste más común, no son, en realidad, totalmente de plata, sino que surgen de la aleación de plata, mercurio, estaño y cobre. También se le conoce con el nombre de «amalgama», término que hace referencia a la aleación indisoluble de metales.

El mercurio es necesario porque activa la reacción química que endurece el empaste una vez que es colocado en el diente. En los Estados Unidos, se colocan más de 100 millones de estos empastes por año.

Una historia que data de un siglo

Desde 1895, los científicos han analizado el mercurio por considerarlo inocuo y efectivo como material para empastes dentales. Los científicos demostraron que el mercurio, en cantidades pequeñas y especificadas, no constituye una amenaza para la salud de los pacientes. De hecho, la cantidad de mercurio que se desprende de los empastes es inferior al porcentaje de este mineral presente en los alimentos, el aire y el agua. Las especificaciones relativas al mercurio fueron homologadas por la Asociación Dental Americana (ADA) en 1932 con el objetivo de garantizar el uso adecuado del mercurio en los empastes a nivel mundial. En la actualidad, existen más de 100 marcas de amalgamas dentales que han sido aceptadas para uso dental.

Unos pocos alérgicos

Aunque es muy poco común, hay casos en los que el paciente puede experimentar hipersensibilidad o alergia al mercurio. En términos generales, estas reacciones alérgicas se manifiestan en la forma de una erupción en la boca o la cara, tal como ocurre con otros tipos de alergia. Una vez que se extrae el empaste y se reemplaza por uno de oro, de porcelana o de una sustancia compuesta, los síntomas desaparecen al cabo de unos pocos días. En algunos casos, puede ocurrir que el empaste provoque una reacción alérgica que dure unos pocos días y nunca vuelva a repetirse. En esos casos, no es recomendable extraer la amalgama, puesto que la extracción podría provocar una segunda reacción. De acuerdo con el ADA Journal, un estudio llevado a cabo por investigadores franceses entre 1905 y 1986, arrojó que sólo se habían publicado 41 casos de reacciones alérgicas a los empastes con mercurio. Si tenemos en cuenta que cada año se colocan más de 100 millones de amalgamas, esta cantidad es realmente mínima.

Sólo los hechos

A fines de la década de 1970, se publicaron varios artículos en los que se cuestionaba la inocuidad de las amalgamas dentales. Estas publicaciones, aunque no estaban respaldadas por ningún tipo de evidencia científica ni médica, generaron preocupación en la opinión pública sobre los posibles efectos secundarios de las amalgamas. Algunos dentistas, viendo la oportunidad de hacer negocio, comenzaron a recomendar que las amalgamas fueran reemplazadas por empastes de oro o plástico. A pesar de que las investigaciones científicas continúan probando la inocuidad de las amalgamas, es posible que algunos dentistas sigan intentando atemorizar a sus pacientes para que reemplacen sus empastes innecesariamente. Antes de someterse a cualquier examen o de aceptar que le extraigan las amalgamas, infórmese sobre los hechos y asegúrese de confirmar cualquier sospecha de alergia al mercurio mediante el diagnóstico de un especialista médico, tal como un alergista o dermatólogo. Los empastes sólo deben cambiarse en caso de que la restauración del diente quede defectuosa o sufra un desgaste. Poner en práctica una buena higiene oral y consultar con el dentista de manera regular son medidas que le garantizan restauraciones dentales con una prolongada vida útil.

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